Y le manchaba los dedos de harina al entregarle el paquete a su abuela en la pequeña cocina,todo le olía a tarta de manzana.
-Niña, no mires ahora, es mi ingrediente secreto.
La pequeña obedeció mientras intentaba adivinar el condimento que añadía su abuela, quizás era magia,o amor, azúcar glaseado,quizás canela o vainilla, en su cabeza había un sin fin de posibilidades y todas eran deliciosas.
La tierna abuelita devolvió al estante el botecito que contenía semillas de ricina, mientras fuera se oían los gritos y el caer de las bombas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario