lunes, 12 de enero de 2015
La buena madre
Exhalé hondo. El humo del cigarrillo bajaba por mi tráquea entrando en mis pulmones, "un piti y le abandono" me dije a mí misma por enésima vez. Le miré, estaba completamente dormido y babeando, no tardaría en despertar, en exigirme con urgencia cosas que no era capaz de entender. Me sentía cansada mientras le daba la última calada y salí de la habitación sin mirar su piel rosada, sin rozar sus mejillas con mis labios por última vez,sin arrepentirme. Abandoné el hogar familiar dejando una nota:
Carlos, no puedo con nuestro bebé.No lo soporto y no lo siento. Adiós.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario